domingo, 22 de noviembre de 2009

HAGAMOS QUE PANDORA CIERRE EL COFRE


Cuenta la mitología que Pandora no solo era bella sino muy curiosa. Prometeo había ya birlado el fuego de los dioses, y Zeus, molesto quiso darles una lección a los mortales que siempre les dure. Con la ayuda de sus pares fabricó a nuestra dama, haciéndola irresistible. El buenazo de Prometeo se enamoró de ella y la hizo su esposa. Pero lo que traía, además, era la famosa caja portadora de todos los males destinado para la humanidad. Un día abrió el cofre y todos los males escaparon por todo el planeta jodiendo la vida de los desventurados mortales.

Misma Pandora colectiva, un grupo variopinto de dirigentes sociales y políticos ha emprendido una cruzada, electoralmente bien calculada, para darle cauce a un ánimo existente en algunos sectores de la sociedad apurimeña. Animo contestatario, pero diverso, legítimo pero a veces contradictorio y poco informado de la relación entre medios y fines.

Nuestra Pandora abancaina, premunida de un adminículo parecido al cofre de la mitología, en una jugada que por fin le ligó -después de varios intentos-, aprovecho muy bien errores garrafales del gobierno regional para sumar a todos los que podían encajar en el paro indefinido.

Curiosa e irresponsable, Pandora quiso entonces abrir el cofre siempre atesorado de la protesta social, de alguna manera segura respecto a que así como la abriría, podía cerrarla.

Lamentablemente, al abrir la caja, salieron además de las airadas manifestaciones ante una nueva postergación, de justa indignación por la actitud de soberbia y alejamiento de las autoridades, de emociones retenidas por años de desidia y centralismo estatal. Pero junto con estas, también emergieron atavismos que enfrentan cultural y socialmente viejas enemistades entre algunas provincias.

Pero lo más peligroso de esta fuga está en que junto con lo anterior también escaparon intereses nada santos, radicalismos que se saben propios de signos totalitarios y destructivos, que ya se conocieron en otros tiempos, de los cuales todavía guardamos secuelas y conflictos que seguimos procesando.

Estas son las verdades que algunos no quieren reconocer, y que implica develar claramente para saber con meridiana claridad, quienes se juegan por hacer oposición democrática, aun con actitudes camorristas, y quienes por el contrario, quieren demoler la insegura democracia que intentamos construir.

Porque la democracia puede ser todavía incipiente e insuficiente para obtener resultados que garanticen la representación de intereses plurales, pero con todo es la que mejor se acerca a la posibilidad del buen gobierno.

Sin embargo, la caja de Pandora sigue abierta, es tarea de todos cerrarla, pero antes permitir que también del fondo emerja la esperanza, que nos traiga la posibilidad de diálogo y entendimiento, y que oriente la protesta social no para traerse abajo el Estado, sino para democratizarlo. No para echar presidentes regionales sino para fortalecer los contrapesos políticos que puedan balancear el poder político que poseen las autoridades, no sólo regionales.

Es hora que hagamos que nuestra Pandora dirigencial asuma su grave travesura, guarde el cofre de la protesta y de ser posible arroje las llaves para evitar que se aprovechen de ella quienes son partidarios de la irresponsabilidad social, y que junto con las autoridades desprovistas de toda tentación absolutista, realicen una autocrítica valiente que marque el inicio del camino, siempre difícil, para realizar un quehacer político renovado e institucional.

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