Sabemos que la política no es una ciencia exacta.
También se nos ha dicho que la política es el arte de hacer posible lo necesario.
Maximilian Carl Emil Weber, o simplemente Max Weber, multifacético sociólogo y politólogo alemán, diferenció la ciencia de la política (1).
De la primera dijo que era más bien vocación por la verdad, casi una opción confesional, y en tal sentido se adelantó a sus escritos metodológicos posteriores donde propondría la necesidad de la neutralidad del científico respecto a los juicios de valor frente a la objetividad de los hechos. En tanto de la política afirmó la importancia de ésta como profesión. El profesional de la política, hace de esta actividad un medio para ganarse la vida, pero también un modo de vida. Pero el autor de “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”, destacó además que en la política se esperan resultados, primacía de la eficiencia que no siempre comulga con la verdad, y menos debía dar lugar a una ética política.
A lo anterior Umberto Cerroni (2) desprende que la política moderna surge cuando es posible separar la política de la ética. Sin embargo, el conflicto entre verdad y resultados, entre ética y política fue rastreada mucho antes, ya Machiavello (castellanizado como Maquiavelo),
-injustamente recordado por cierta idea descontextualizada y elevada a máxima: “En la política los fines justifican los medios”, tal vez espuria pero en cualquier caso poco importante para el conjunto de su reflexión sobre la política, la que se convirtió en pretexto de toda una pléyade de oportunistas-
decía a propósito de la política como arte de gobernar, es un ejercicio de realismo, y no esta desprovista de moral, sino que esta le corresponde al Estado. (3)
Pero este discurso sobre la ética y su relación con la política busca tener un fin práctico. Nuestro epígrafe quiere dar pie a un comentario sobre una decisión tomada recientemente dentro del gobierno regional, y que puede que hasta haya pasado desapercibida. Nos referimos al despido de dos funcionarios, los cuales fueron solicitados por el propio gobierno regional y contratados a partir de la Autoridad Nacional del Servicio Civil, programa que viene aportando a la gestión de los recursos humanos para la modernización estatal a través de un cuerpo de gerentes públicos. Justamente, estos dos profesionales llegaron como parte de un equipo de seis para ayudar a dar mayor tecnicidad y perspectiva al trabajo dentro del gobierno regional.
Empero su presencia, desde un primer momento, fue cuestionada desde dentro y fuera del gobierno regional con argumentos viles y epítetos poco amables. Desde entonces, la labor de "Los Galácticos", como así fueron bautizados, fue incomprendida por una mayoría áulica, que apelo a los mayores atavismos chauvinistas y de mezquindad política, y aún hasta a la simple y oronda envidia que recorrió los pasillos del edificio de gobierno y las redacciones de la prensa local, y hasta llevaron a desencadenar un paro regional, precedido de una medida de fuerza gremial dentro del propio gobierno regional.
Como nota curiosa, las combativas banderas levantadas por los activistas esgrimieron argumentos tan increíbles como la salida de estos servidores, inclusive reclamos tan mediocres como los referidos al sueldo que los gerentes públicos perciben, y que en su mayor parte es pagado por el propio SERVIR. Pero, lo más patético del asunto es que entre los detractores aparecen algunos que postularon sin éxito para ser seleccionados…como gerentes públicos.
De otro lado el paro regional que no fue tal y sirvió para reencontrar a los mejores exponentes de la clase política local con magros resultados, los que abordaremos en otra nota, sin embargo estas protestas sirvieron como detonante de otros cuestionamientos al Presidente Regional. Entre ellos la deficitaria ejecución del presupuesto regional del 2009 y la acusación ignorante (¿o sabida?) de que el Presidente ha procedido a una repartija territorial del presupuesto 2010, y siempre a favor de Andahuaylas. Lo cierto es que esta siendo convocada una huelga nacional indefinida a partir del 11 de noviembre, protesta social que no pasaría por ser una más de las convocadas por los desgastados frentes de defensa siempre dirigidos por sempiternos dirigentes, entre otros interesados por pescar a río revuelto.
Sin embargo, una medida de esta naturaleza a estas alturas pudiera encontrar cierto eco en sectores de la población confundida y desinformada que para expresar su insatisfacción y frustración frente a problemas de antigua data, pudieran incurrir en un despliegue innecesario de violencia. Este riesgo puede ser mayor si asumimos que existen antecedentes de protestas similares que condujeron a la persecución y posterior renuncia de la anterior Presidente Regional Rosa Suárez, y sospechosamente coincide con los primeros estallidos de la coyuntura preelectoral donde afiches de conocida factura llaman a rechazar la reelección presidencial. Estamos enterados de los métodos y "argumentos" políticos locales para “bajarse” a los candidatos con mayores posibilidades o aquellos que resultan demasiado peligrosos a los intereses de las viejas panakas políticas locales.
En este contexto, el Presidente Regional ha tomado una decisión que puede efectivamente obedecer a una lógica política, pero que tal vez deba ser cuestionada por su falta de consecuencia ética con la reforma estatal que Apurímac espera a todo nivel. Y de paso, también puede ser criticada su débil actitud de transar y ceder a las presiones de los vetustos sectores de oposición, que amenazan con paralizar la región, pero más todavía. Por encima de la bravuconada de pedir la salida de Salazar Morote, aparece como un riesgo la eventualidad que esta protesta calculada pueda generar un clima de ingobernabilidad que sería definitivamente contraproducente para la región.
Por lo anterior, esta decisión de expectorar a dos gerentes públicos no aparece como la más propicia para demostrar la voluntad del gobierno regional por renovarse y marcar el camino a una efectiva reestructuración del aparato técnico administrativo estatal. Pero, aprovechando el titulo de una antigua película de Alan J. Pakula con el cual damos nombre a esta nota(4), deberíamos preguntarnos ¿quiénes son los hombres del Presidente regional. Son aquellos que se han quedado dentro o mejor dicho están desde siempre o lo son más bien quienes llegan a Apurímac a brindar lo mejor que tienen y que deben alejarse en medio de la incomprensión y la resistencia al cambio?. Una pregunta cuya respuesta puede llevar a reconciliar ética y política, pero que nos lleva a reconocer la existencia de una ética de responsabilidad para emprender la impostergable necesidad de reformar el Estado y sobre todo para renovar la política.
Por lo anterior, esta decisión de expectorar a dos gerentes públicos no aparece como la más propicia para demostrar la voluntad del gobierno regional por renovarse y marcar el camino a una efectiva reestructuración del aparato técnico administrativo estatal. Pero, aprovechando el titulo de una antigua película de Alan J. Pakula con el cual damos nombre a esta nota(4), deberíamos preguntarnos ¿quiénes son los hombres del Presidente regional. Son aquellos que se han quedado dentro o mejor dicho están desde siempre o lo son más bien quienes llegan a Apurímac a brindar lo mejor que tienen y que deben alejarse en medio de la incomprensión y la resistencia al cambio?. Una pregunta cuya respuesta puede llevar a reconciliar ética y política, pero que nos lleva a reconocer la existencia de una ética de responsabilidad para emprender la impostergable necesidad de reformar el Estado y sobre todo para renovar la política.
A rascarse combativamente,
Pablito Picasso
(1) El Político y el Científico. Madrid, Alianza Editorial (1988)
(2) Introducción al Pensamiento Político. Siglo XXI. Edición mínima (1967)
(3) El Príncipe. Nicolás Maquiavelo. Escrita en 1513. Se ha consultado la edición castellana en Alianza Editorial (1998).
(4) Todos los hombres del Presidente. Director: Alan J. Pakula (1976). Reparto: Robert Redford, Dustin Hoffman, entre otros. Basada en el libro de Bob Woodward y Carl Bernstein.
(2) Introducción al Pensamiento Político. Siglo XXI. Edición mínima (1967)
(3) El Príncipe. Nicolás Maquiavelo. Escrita en 1513. Se ha consultado la edición castellana en Alianza Editorial (1998).
(4) Todos los hombres del Presidente. Director: Alan J. Pakula (1976). Reparto: Robert Redford, Dustin Hoffman, entre otros. Basada en el libro de Bob Woodward y Carl Bernstein.
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